El Origen del Arte Digital desde la Perspectiva Femenina
Las pioneras del arte digital, que hace seis décadas comenzaron a explorar el uso de la informática en sus creaciones, son homenajeadas en una exposición en Viena que presenta más de 140 obras. Desde nieve ‘binaria’ hasta poemas y cuadros generados por ordenador, la muestra, titulada ‘Software Radical: Mujeres, Arte e Informática 1960-1991‘, ha sido inaugurada en la Kunsthalle de la capital austriaca para resaltar la influencia de las mujeres en el desarrollo de la informática como ciencia y su evolución como medio de expresión artística.
La exposición inicia su recorrido recordando a figuras emblemáticas como Ada Lovelace, una matemática británica reconocida como la primera programadora de la historia. A mediados del siglo XIX, Lovelace ya vislumbraba que las primeras máquinas de cálculo no solo podían procesar números, sino también palabras, imágenes y música.
Según Astrid Peterle, jefa del departamento de exposiciones del museo, en los últimos años ha habido un creciente número de exposiciones dedicadas al arte digital, pero ha faltado una perspectiva feminista. “No se han realizado exposiciones que se centren únicamente en el papel de la mujer en este ámbito,” señala.
‘Software Radical’ presenta en cinco capítulos un total de 50 artistas de 14 países, muchos de los cuales pueden parecer ajenos al mundo de la informática. La primera sala de la exposición es un vasto espacio casi desprovisto de elementos electrónicos, repleto de papel, específicamente papel de impresora con bordes perforados. Esta elección intencionada busca rendir homenaje al hecho de que los primeros ‘ordenadores’ eran personas dedicadas a realizar cálculos manualmente, hoja tras hoja.
Uno de los ejemplos destacados es la artista conceptual alemana Hanne Darboven (1941-2009). La Kunsthalle presenta su obra ‘Un ABC de cien años‘, un extenso panel compuesto por 42 láminas de papel que abarca 19 largas tablas. En esta obra, Darboven dibujó con precisión ondas con dos o tres trazos, dedicando ocho horas al día entre 1970 y 1971.
En el centro de la sala, una antigua impresora matricial produce, cada pocos segundos, las líneas de ‘La Casa del Polvo‘, un poema creado en 1967 por Alison Knowles, quien utilizó un Siemens System 4004 para generar centenares de estrofas a partir de cuatro listas de palabras.
La exposición no solo busca resaltar estas innovaciones pasadas, sino que también aborda un problema contemporáneo: la falta de referentes para las jóvenes en el campo de la informática. Peterle afirma que se perpetúa la idea de que la informática no es una profesión para mujeres, cuando, por el contrario, es un campo muy creativo y dinámico.
La muestra incluye obras de artistas que, tras llegar desde el ámbito científico, hicieron la transición hacia el arte. Inge Borchardt, por ejemplo, desde 1966 utilizó computadoras en DESY, un centro alemán de investigación en física de partículas, para crear diseños curvilíneos a partir de ecuaciones diferenciales y paramétricas. También se exhiben los trabajos digitales de Elena Asins, una artista plástica española que participó en los seminarios pioneros sobre informática aplicada al arte que iniciaron en 1968 en la Universidad Complutense de Madrid.
Entre las obras expuestas se encuentran videocreaciones, tapices que rinden homenaje al uso de tarjetas perforadas en los primeros telares automatizados, pinturas dinámicas programadas por ordenador, y la primera figura femenina diseñada en tres dimensiones. Muchos de estos trabajos fueron concebidos utilizando legendarias máquinas, como los ordenadores personales Commodore 64 y Amiga 500, que democratizaron el acceso a la informática en los años 80 y facilitaron la creación digital para las mujeres.
Un ejemplo significativo de la aplicación de la tecnología al arte es ‘Un lote de copos de nieve‘, una performance de 1975 en la que Barbara Smith utilizó ordenadores para crear 3,000 copos de nieve únicos, empleando solo los caracteres 1 y 0, y luego los lanzó desde la planta 21 de un hotel en Las Vegas para ‘nevar’ sobre la ciudad.
Además, la Kunsthalle incluye una crítica sobre la explotación del cuerpo femenino y una temprana denuncia de la falta de perspectivas femeninas en el desarrollo del mundo digital, ejemplificada en ‘Girl Lifts Skirt‘, una serie de animaciones digitales creadas por Rebecca Allen en 1974.
La exposición, en colaboración con Mudam de Luxemburgo, estará abierta al público hasta el 25 de mayo. Durante este tiempo, se realizarán simposios y talleres sobre arte y tecnología, incluyendo una sesión donde los visitantes podrán investigar su relación con los zapatos a través de un programa diseñado en 1982 por la artista conceptual y feminista Sonya Rapoport.
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